“El vino es uno de
los primeros signos de civilización que aparece en la vida de los seres
humanos. Está en la Biblia, está en Homero. Brilla a través de todas las
páginas de la Historia, participa en el destino de los hombres de ingenio.
Anima todos aquellos que saben cómo
saborearlo, pero castiga a quienes lo beben sin moderación”.
La ocupación francesa desde un punto de vista poco
explorado, el devenir de la guerra y cómo cambió la vida de los habitantes de
sus más afamadas zonas vinícolas: Burdeos, Borgoña y Champagne. Los alemanes
entienden que Francia y sus vinos son un potencial añadido a la guerra y se
crean figuras como los agentes para la importación de vinos de Francia (los
Weinführers, como les llamaron los franceses), que eran viticultores alemanes que se hacen cargo
del comercio con las principales zonas vitícolas francesas.
A través de recuerdos de quienes lo vivieron en primera
persona, se va descubriendo, cómo la Resistencia, hizo lo posible y lo
imposible para sabotear al ejército nazi y el expolio que estaban realizando de
sus vinos; las excursiones nocturnas para el trasiego de vino, robándolo de los
barriles, cargados en trenes rumbo a
Alemania; el tráfico de seres humanos en toneles, transportando a los
líderes de la Resistencia dentro y fuera de la zona ocupada.
La Resistencia, no lo
fue sólo con mayúsculas, sino que todos hicieron resistencia, ocultando las
botellas bajo tierra o emparedándolas, para salvaguardarlas de los alemanes;
vendiendo vino de baja calidad a Alemania con etiquetas especiales, sin que
estos se diesen apenas cuenta.
Nos cuenta que la vida en los campos es dura, pero aún con
todo, se busca la forma de respirar, de
seguir viviendo. Llega, incluso, a elaborarse una guía que recorre los
excelentes caldos galos, con sus maridajes más adecuados. Se hace una fiesta
del vino en uno de los campos para oficiales (offizierlager), dándonos una idea
de lo que podía entrar en los campos, supervisado y registrado siempre por los
alemanes pero, supuestamente, permitido.
Finalmente, sabremos cómo los franceses alcanzan
Berchtesgaden antes que los americanos gracias a la astucia del general
Philippe Lecrerc, el 4 de Mayo y logran acceder a través del Nido del Águila y
cómo y en qué medida, tras la liberación, se producen represalias de los
propios franceses a sus propios conciudadanos, acusados de colaboracionismo.
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